Corría el año de 1992, en el lejano poblado estonio de Abjasia, en medio de una cruenta lucha entre las antiguas provincias soviéticas de Georgia y Abjasia, en su búsqueda de conseguir el reconocimiento como un país independiente, una vez que la Unión Soviética se había desintegrado. Dicho conflicto étnico y bélico trajo como resultado más de seis mil muertos entre ambas partes, tanto de combatientes como de civiles, además de otros miles de heridos y desaparecidos en combate.
En este complejo marco histórico y geográfico se desarrolla Mandarinas, una coproducción de Estonia y Georgia, a cargo del director y guionista Zaza Urushadze, y bellamente fotografiada por Rain Kotov (Seneelkäik, 2012).....